Metamorfosis de la idea libertaria en lesa humanidad: grotesco nacional y doctrinario

Leonardo Fabián Sai
7 min readJun 19, 2024

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Si hay un medio al que no puede acusárselo de renegar del rol del Estado, de su papel en la planificación económica y en la inversión social, de su poder de control, somos nosotros.

Héctor Magnetto

La idea libertaria, la idea de la anarquía, no debe transferirse activamente a la historia, interviniendo en el mundo político; así se la priva de su potencia crítica y de su inocencia: la que afirma que existe una falla no suturable entre la representación y los representados en cuanto origen de las ficciones de la dominación en la historia. La sabiduría anarquista es obsesivamente subversiva del orden de la representación (sea cual sea) porque ancla su ética, organización militante y denuncia[1] en una imposibilidad: el fracaso de la democracia directa. Que la representación (política, social, cultural, simbólica, la representación “como tal”) deforma lo representado (al sujeto) al punto tal que la representación es la ficción[2] en cuanto estructura del campo político. La crítica anarquista es solo, superficialmente, una crítica maldita al principio de autoridad. En el fondo, es una crítica al principio de identidad: un permanecer en la no identidad ante la interpelación del poder. Para el anarquismo la representación no es una necesidad objetiva de la conciencia moderna sino el inicio de la traición. De aquí que ataque, reduzca, piense, su noción de ficción como velo o fachada de la represión: que el pueblo argentino, con su filosofía de amor y paz, con sus gustos por el fútbol, asado y vino, puede convivir con una represión 24 horas al día, con mala paga, semanas largas sacrificadas y desocupados. En este sentido, Victoria Villarruel es el emergente de un proceso político desarmado (2019–2023) porque el espectro procesista siempre estuvo allí.

¿Puede el pueblo peronista convivir con presos políticos y represión -cada vez más sistemática- en el Congreso de la Nación en la esperanza de que el nuevo animador streaming-pochoclo del Ismo prometa, a puro bombo y meme, el ricardiano reparto de la renta diferencial de la tierra?

Es que, contrariamente a lo que se piensa, para el peronismo realmente existente: mientras peor esté la economía, mejor. Menos ajuste que asumir. El peronismo doctrinario solo puede recrear la ilusión de 1945, en las condiciones del capitalismo mundial del siglo XXI, cuando hereda el poder en condiciones asiáticas de explotación de la fuerza de trabajo; así se asegura cuatro o cinco años de recuperación del mercado interno, esto es, el engorde proteccionista del capital industrial tecnológicamente obsoleto (“volvimos a los años más felices y a la armonía del capital y del trabajo”) presentado ante el electorado como falsa dicotomía (“Nacionalismo vs. Globalización”) hace rato elucubrada por el ideólogo Steve Bannon. El peronismo volvería, en bucle, al 2008 ofreciéndole al bloque empresarial, agrario y comunicacional (los famosos “factores de poder”) una tregua, un pacto de Nación, una suerte de aceptación (temporal) del peronismo en cuanto estabilizador del drama/orden económico y político argentino mediante una serie de instrumentos administrativos (ley de alquiler de la tierra, bono patriótico en dóls a cambio de divisas para el FMI, segmentación de alimentos en “básicos, medios y premium”) que le permitan a la clase dominante seguir controlando la política doméstica (en las rutas, en el Congreso, en la comunicación concentrada, en el BCRA, etc.) con su longeva gimnasia rentístico-especulativa: aceptar la tregua, recomponer los excedentes heridos por la peste anarco-capitalista, finalmente, eyectar al peronismo ni bien éste desborde la recuperación del ciclo con una mínima rehabilitación y autonomía subjetiva del contenido plebeyo y ciudadano que su programa, formalmente, incluye[3].

¿Acaso el texto de “la comunidad organizada” resista una crisis de consumo respecto a una subjetividad diseñada por el neoliberalismo cuya utopía (“ser empresa de uno mismo”) se traduce, en el campo popular, en dilema de volverse jugador de fútbol, yuta, puta, puntero o narco? Lo cierto es que cualquier política social seria requiere de un amplio consenso político de largo plazo, tal como lo podemos vislumbrar de la revisión del estudio de Katz sobre la vivienda y los barrios populares[4]. En nuestros pagos, equivale a aceptar que las propuestas de los Movimientos Sociales a la Vaticana (Tierra, Techo, Trabajo) son una forma más eficiente y sensata de asistencia social que la “negociación” con la ingeniería criminal del narcotráfico; la que incluye, desde luego, la producción espectacular de cadáveres en paritaria con el Estado. Volvamos.

La idea libertaria se inspira en un Bien trascendental jamás alcanzable en la realidad. Equivale a la sociedad sin clases del comunismo en cuanto postulado de la razón práctica: un porvenir que expone la totalización-totalitaria del presente bajo la iluminación crítica de su estructural falla. Lo que la idea libertaria critica, detesta, odia, no es el Estado sino su principio: la conquista[5]. ¿Se puede odiar al Estado (Argentino), ser “el topo que vino a destruirlo por dentro”, querer abolirlo, e inmediatamente, amar a otro Estado (Israel, Estados Unidos), ponerse bajo su abrigo? ¿No es el Estado el status político de un pueblo, su voluntad objetiva de autodeterminarse, mediante una consciencia nacional, dentro del orden del derecho, esto es, en el contexto burgués? Que un pueblo pierda su estado solo puede querer decir: voluntad de ser conducido por otro estado, por otro pueblo, por otra “casta”.

La utopía del joker provoca innumerables distopías cotidianas en el pueblo: lo que avanza no es la libertad sino los delitos de lesa humanidad. El joker ha transformado la idea libertaria en autoritarismo y voluntad de gobernar en “estado de excepción”. Javier Milei no inventó nada en política, ni siquiera desde el punto de vista tecnológico. Está tan loco, tan quemado y tan chapita como cualquiera de los argentinos del presente, privados de formación y subjetividad política (un esquizo de derecha, en un sentido más cercano a Deleuze & Guattari que a Gramsci); tampoco es ningún “Pícaro del Siglo de Oro de la literatura española”, como afirma el Pedante Ontológico de Jorge Asís (para ser un pícaro hay que saber narrar en primera persona, y Milei plagia; hay que ser realista, y Milei practica el delirio; no hay que ascender; y Milei, en cambio, se salió con la suya): Milei, en suma, no agregó ningún contenido positivo a la realidad política nacional. Solo agregó un significante, clave y poderoso, en el momento preciso: “la maldita casta”.

Justo cuando la latente crisis de representación amenazaba con su última frustración: Milei dijo “casta” y transformó el recuerdo del 2001 en un concierto rockero en el Movistar Arena: hizo teatro con el estallido. Lo que iba a ser desorden y crisis de legitimidad en Massa lo trastocó en esperanza de estabilidad monetaria; hizo que el pueblo acepte el sacrificio material en el altar del dólar; transformó el discurso de odio de los trolls en redes sociales en discurso oficial del Estado: el Joker argentino se apropió del significante crítico de “la casta” (con el cual el progresismo de Podemos, en España, denunciaba los pactos de la política profesional) renovando los términos de la brecha, de la grieta, encontró un envoltorio estético lo suficientemente atractivo para actualizar el deseo fascista y contenerlo en su interior: la idea libertaria que debía ser hostil al mundo se transformó en fetiche y estetización de la violencia; lo que debía inspirar un Mesianismo sin Mesías inspiró un fanático mesiánico bruto, sectario y oscurantista; la anarquía que debía superar al Capital y a su Estado es ahora realidad, necesidad, desesperación y miseria planificada; debía ser el camino de la libertad y es gas pimienta; debía ser la crítica a la casta política; es, ahora, monumento a Menem.

Grotescos dogmáticos, doctrinarios, incluye un sainete de cara pintadas, nacionalistas industrialistas hiperbóreos mezclados con sustancia aristotélico-tomista, rosismo, ser nacional, gauchito gil y Ricardo Iorio; renovadas patillas y bigotes, por todos lados: la argentinidad auténtica; todo lo otro es discurso universitario, institucional, jetoneadas de cátedra, crítica francesa del fin del mundo en el Malba, Martín Kohan explicando por qué Milei no entendió a Gramsci en C5N dado que la revolución cultural que hace, en realidad, no lo es porque no entendió su “concepto” (una mesa de debate, la tópica en común, la facu como horizonte último); intercambios, interminables, de piadosos, preocupados por “la realidad” e intelectuales: pocos lectores, mucha figuración, unos cuantos “me gusta”. Ultimemos.

Tarde o temprano, el aparato lumpen de La Libertad Avanza caerá en el descarte del burgués trasnacional, será la ocasión, simbólica, de transmutar todo este sufrimiento y destrucción imbécil, sin sentido: quienes enjuiciarán a los “libertarios” de lesa humanidad de hoy serán quienes, finalmente, culminarán la crítica a las instituciones representativas y republicanas; crítica que el pueblo argentino no tuvo otra forma de ejercer, allá por diciembre de 2023, salvo como balotaje, entre el sorete y la mierda.

Lo que se dice: “saldar una deuda con nuestra democracia”-

Buenos Aires, 18 de junio de 2024

[1] Cuando pasa al poder y a su necesaria representación causa estragos, como bien escribía Engels en Los Bakuninistas en acción. Disponible en: [https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1873-bakun.htm]

[2] En este sentido, desde el treinta, desde el golpe al Peludo, desde Arlt, concebimos la conspiración y el golpe como aquello que confirma la materialidad del Estado, la capacidad de torcerlo, apresarlo, como si finalmente tuviéramos la historia en nuestras manos. Relatos bien argentinos: el mecanismo oculto, la razón secreta, la voluntad destituyente, otro diciembre en La Ciénaga. Disponible en [https://leonardosai.medium.com/parte-diario-la-fuerza-ficticia-de-los-complots-658435b56ec3]

[3] Será muy gracioso, por no decir patético, verlo a Axel Kicillof encabezar o formar parte de una propuesta así. Su devenir realista-político, por no decir oportunista, será la comedia de su olvidado y brillante trabajo intelectual de laboratorio: Milei equivaldrá al Remes Lenicov del 2002 (¿el peronismo habrá tercerizado el ajuste y controlado la deriva del joker?) y aquel texto que escribió, parafraseando a Keynes, sobre Las consecuencias económicas del Sr. Lavagna podrá ser leído, más que como una crítica al ciclo de la convertibilidad, como un ejemplar de aquella vieja literatura de diario íntimo donde una contrariada pluma, finalmente, acepta quién es y su destino.

[4] Disponible en: [https://www.bbc.com/mundo/articles/c4nnlr4gwdwo]

[5] M. Bakunin, El principio del Estado, versión digital. Disponible en: [https://www.marxists.org/espanol/bakunin/princip.htm]

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